Arq. Víctor Pimentel Gurmendi

La URP destaca su trabajo como defensor del patrimonio monumental nacional y latinoamericano.

Dec 21, 2022

El Arq. Víctor Pimentel Gurmendi es considerado un pionero en la defensa de la memoria histórica de los pueblos y la conservación de sus obras monumentales. Su trabajo se expande por países como Brasil, Argentina, Panamá, Costa Rica, Guatemala y México, además del Perú, donde se ha encargado del rescate de inmuebles históricos en Lima, Arequipa, Cusco, Cajamarca y otras regiones. 

La URP le reconoce y resalta esta constante y ardua tarea y el legado que deja a las nuevas generaciones en sus más de 50 años de labor docente. Por ello, pronto será integrado a nuestra casa de estudios como uno de los destacados arquitectos del Perú del siglo XXI. 

Una vida dedicada a la arquitectura

Víctor Pimentel Gurmendi se graduó en 1953 en el Departamento de Arquitectura de la Escuela Nacional de Ingeniería, transformada hoy en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). “Mi decano era el arquitecto Fernando Belaúnde Terry, quien tuvo el tino de colocar en la plana docente a profesores como Paul Linder, de la escuela alemana, y peruanos tan distinguidos como el arqueólogo Jorge Muelle, quien fue director del Museo Nacional de Arqueología y Antropología y nos abrió una ventana increíble hacia el pasado histórico peruano”, recuerda.

Su proyecto de grado se tituló “Jauja, ciudad sanitaria”, una propuesta arquitectónica para enfrentar la tuberculosis (TBC), mal endémico en aquella época. “Para mí era un asunto casi personal, porque mi hermano murió de esta enfermedad. Desde mi primer año de estudios me aboqué al tema como si fuera un estudiante de Medicina, y sabía que a Jauja llegaban bastantes personas que portaban ese mal, por su clima seco y saludable. A partir de ello abordé su problema urbanístico, diseñé un hospital general a escala del pueblo, en la Laguna de Paca hice una puesta recreativa y estudié los restos arqueológicos que hay en la parte alta de la ciudad. Se trataba de un enfoque integral, no simplemente del diseño de un edificio o la mejora de unas instalaciones”, detalla en Arq. Víctor Pimentel. 

El trabajo recibió la más alta nota del jurado, así que sus profesores le recomendaron presentarlo a un concurso que propiciaba el gobierno italiano para los jóvenes recién graduados. Así lo hizo, con tal suerte que en 1955 se encontró viajando a la Università degli Studi di Roma “La Sapienza”, básicamente para estudiar dos disciplinas: urbanismo y tecnología de la construcción. Allí aprendió las enseñanzas de maestros como Guglielmo de Angelis d’Ossat, miembro del Centro Internacional de Estudios para la Conservación y Restauración de los Bienes Culturales; Robert Pane, uno de los principales exponentes de la escuela de la restauración crítica; y Cesare Brandi, especialista en la teoría de restauración de obras de arte.

El maestro recuerda que en los intermedios se topó con un artículo sobre el curso Restauro de il monumenti. Interesado, buscó al profesor encargado, el arquitecto Carlo Ceschi, superintendente de los monumentos de la región de Lazio y un admirador de la cultura milenaria del Perú. Con él entiende que en América Latina no se hablaba de restauración, sino de reconstrucciones estilísticas o historicistas; es decir, imitaciones del pasado. “Al Perú y América Latina no habían llegado los conocimientos referidos a la conservación y restauración del patrimonio cultural edificado que ya había en Europa, donde tenían documentos, por ejemplo, de Atenas, del año 1931, que señalaban las pautas técnicas a seguir”, explica el arquitecto.

Gracias al apoyo de sus profesores italianos consiguió que le ampliaran la beca por dos años, tiempo en el que continuó absorbiendo todo el conocimiento que podía. También trabajó como ayudante del encargado de la restauración del coliseo romano y de una arqueóloga que estaba haciendo excavaciones en la ciudad para descubrir más secretos de la República romana (509 a.C. – 27 a.C.). Poco a poco, se convirtió en un experto en la disciplina de la conservación y restauración del patrimonio cultural, aprendió sobre el arte etrusco, gótico, del renacimiento y más, y paralelamente desarrolló otra de sus grandes pasiones: la pintura. Finalmente, retornó al Perú en 1960.  

Regreso triunfal

Gracias a todo este bagaje de conocimientos, le encargaron el primer curso de Restauración de Monumentos que se implantó en nuestro país. También le dieron el cargo de director técnico del Consejo Nacional de Monumentos Históricos y Artísticos. Desde allí comenzó su misión de salvar y rescatar las bellezas arquitectónicas de todas las regiones, como la casa natal de Garcilaso de la Vega, en Cusco, construida sobre un andén incaico.

También intervino en la restauración del Palacio del Almirante —que sirvió de vivienda al inca Huáscar, a Diego de Almagro y al último virrey del Perú, José de la Serna—; del monasterio de Santa Catalina, en Arequipa; del Convento de San Francisco y de la Casa de Osambela, en Lima, entre muchos otros.

Fue invitado por la Universidad de Montreal, Canadá, para dictar un ciclo de conferencias sobre la restauración de monumentos en el Perú y América Latina; es ganador de la Primera Bienal de Arquitectura Peruana, en 1970; ha sido docente en México, Argentina, Colombia, Panamá, Estados Unidos y Puerto Rico; y ha trabajado en misiones de la Unesco, la OEA y el BID. 

“La conservación y restauración de monumentos requiere sensibilidad, conocimiento de la historia y respeto al pasado. Restaurar es curar las heridas de un paciente, no hacer un falso histórico en concreto armado. Se restaura lo que es auténtico”, afirma.

El Arq. Víctor Pimentel fue uno de los participantes del II Congreso Internacional de Arquitectos y Técnicos en Monumentos Históricos que se llevó a cabo en la ciudad de Venecia (Italia) en el año 1964, fruto del cual fue elaborada y suscrita la Carta de Venecia, documento que establece los principios comunes que deben presidir la conservación y la restauración de las obras monumentales.

En 1989 le fue otorgado el Premio América en el IV Encuentro de Arquitectura Latinoamericana y desde el 2005 es miembro honorario del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios – ICOMOS. La mayor parte de sus alumnos son profesores en universidades públicas y privadas.  Actualmente se desempeña como consultor del equipo de Conservación y Restauración del Proyecto Arqueológico Caral-Supe, ubicado en la provincia de Barranca, Región Lima.

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